Del 6 al 31 de julio pasado tuvo lugar el tercer taller de trabajo del Programa de Investigación en Astrofísica Avanzada "Guillermo Haro", que se lleva a cabo en las instalaciones del Instituto Nacional de Astrofísica Optica y Electrónica (INAOE) en Tonantzintla. Estos talleres de trabajo, realizados cada año, pretenden reunir a especialistas de todo el mundo para estudiar un problema específico de relevancia en el contexto de la astrofísica actual. Durante cuatro semanas unos sesenta científicos de una veintena de países discuten los últimos resultados tanto de observaciones como de modelos físicos y simulaciones de computadora, en un esfuerzo para tratar de comprender cuándo y cómo se formaron las galaxias, asi como su evolución.
Fue alrededor de 1920 cuando se estableció que el Universo no está restringido a las estrellas de la Vía Láctea, la galaxia que habitamos, y que nebulosas como la de Andrómeda son galaxias independientes, es decir conjuntos de cientos de miles de millones de estrellas. Con este notable descubrimiento, el Universo, o mas precisamente nuestro modelo conceptual, creció mas allá del tamaño establecido por la Vía Láctea, que mide algunos cientos de miles de años-luz, hasta dimensiones de centenares o miles de millones de años-luz. Pocos años después, Edwin Hubble descubrió la expansión del Universo y con ello el Universo, a pesar de su nuevo gran tamaño, resultó tener un principio, una edad. De alguna manera, todas la galaxias que vemos debieron haberse formado a partir de la materia primigenia -hidrógeno, helio y, posiblemente, materia oscura de un tipo ajeno al que conocemos- en un lapso de tiempo de unos cientos o pocos miles de millones de años después de la gran explosión que, creemos, dió origen al Universo.
En el Universo cercano a nuestra galaxia, vemos tres tipos de galaxias, según el esquema de clasificación que el mismo Edwin Hubble ideó:
Parte del problema radica en que las galaxias lejanas son, por consecuencia, objetos débiles, difíciles de detectar y de estudiar en detalle. Los primeros estudios de galaxias lejanas se hicieron posibles con el advenimiento de detectores optoelectrónicos, como los detectores de carga acoplada (o CCD, por las siglas en inglés "charged coupled device"), que permitieron aprovechar con mayor eficiencia la luz que colectan los telescopios. Mas recientemente, el desarrollo de instrumentos de distintos tipos (radiotelescopios, telescopios milimétricos, satélites de rayos X, etcétera) junto con el lanzamiento del telescopio espacial Hubble y la puesta en funcionamiento del telescopio gigante Keck en Hawaii, han logrado darnos datos e imágenes de galaxias en el Universo temprano, muchas de ellas con formas extrañas. Finalmente, en esta década hemos logrado ver la época de la formación de las galaxias. Aun no logramos entender cómo se forman, cuál es la secuencia (żo las secuencias?) en las imágenes que vemos, y cómo se transforman las extrañas galaxias que logra ver el telescopio espacial Hubble en las hermosas galaxias espirales y elípticas del Universo actual. El problema es demasiado complejo como para llegar a un concenso al respecto en este mes. Sin embargo, podemos esperar que las ideas gestadas el mes pasado en el pequeño poblado de Tonantzintla nos ayuden a descubrir cómo se forman y evolucionan las galaxias.